¡ Hola! Aquí te traigo este juego. Este es el cuento de Pedro y el Lobo, pero hay algunas palabras que están desordenada. ¿Puedes ordenarlas para así entender el cuento?
PEDRO Y EL LOBO
Érase una vez un pastor llamado Pedro
que se pasaba el día con sus ovejas. Cada mañana las sacaba al aire libre para
que pastaran y corretearan por el campo.
Un día, estaba muy aburrido y se
le ocurrió TLGSARAE una broma a sus vecinos. Subió a una pequeña colina y
comenzó a gritar:
– ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Que viene
el lobo! ¡Que viene el lobo, ayuda por favor!
Los habitantes de la aldea se asustaron al
oír los gritos y salieron corriendo en ayuda de Pedro. Cuando llegaron lo
encontraron riéndose a carcajadas.
– ¡Ja ja ja! ¡Os he engañado a
todos! ¡No hay ningún lobo!
Los aldeanos, enfadados, se dieron
IMADE vuelta y regresaron a la aldea.
Al día siguiente, Pedro decidió
que sería divertido repetir la broma; subió a la misma colina y cuando
estaba en lo más alto, comenzó a gritar:
– ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Necesito
ayuda! ¡He visto un enorme lobo atemorizando a mis ovejas!
Pedro gritaba tanto, que un grupo
de hombres se reunió en la plaza del pueblo y se organizó rápidamente para
acudir en UYADA del joven.
– ¡Ja ja ja! ¡Me parto de risa!
¡Os he vuelto a engañar, pardillos! ¡ja ja ja!
Los hombres rápidamente regresaron a sus casas enfadados, ya que no entendían cómo alguien podía gastar esas bromas.
Una tarde Pedro, entre bostezo y bostezo,
escuchó un gruñido detrás de los árboles. Se frotó los ojos y vio un IGSIOLSO lobo que se acercaba a sus animales. Asustadísimo,
salió pitando hacia lo alto de la colina y comenzó a gritar:
– ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Socorro!
¡Ayudadme! ¡Ha venido el lobo!
Como siempre, los aldeanos
escucharon los gritos de Pedro, pero creyendo que se trataba de otra mentira siguieron
con sus faenas y no le hicieron ni caso. Pedro seguía gritando desesperado,
pero nadie acudió en su ayuda. El lobo se comió a tres de sus ovejas sin que él
pudiera hacer nada por evitarlo.
Y así fue cómo Pedro se
dio cuenta del error que había cometido burlándose de sus ONVCEIS. Aprendió la lección y nunca
más volvió a mentir a nadie.